jueves, 22 de diciembre de 2011

Cosas por nombrar



29 de Noviembre de 2011

Hoy salen cosas de las nubes.



 
Veo un oso (que se desplaza),


cuellos de dinosaurios


y un pelícano. 


[ Mientras, el colectivo  a v  a    n   z     a ]



Mi abuela vino a la ciudad a buscar una excusa para irse. Trajo consigo el monedero, un pañuelito y una orden de consulta.



Sabe. Y sabe también que no quiere que le hagan lo que a Miguel. 

La impresión que me aqueja es la siguiente: “hay cosas que se deciden”.

                                            
L    a         v     i     d     a   ,
                                          por nombrar alguna.



viernes, 28 de octubre de 2011

M A Y O

d  e       l  a  s       c   a   l   l   e   s         a   n   e   g   a   d   a   s   .

d    e
n    o    v    i    e    m   b    r   e

y      
d    e

l a s    e l e c  c i o n e  s  
[ que pasaron ]   
n   o  s    
s   e   n     
           t  a   r  e   m   o  s     a
                                                                                             H     A     B     L    A    R 
E s t e         e s       e l        t i e m p o 
e n    q u e   l a    l u z    s e   f i l t r a .           
                                                                                                                     

jueves, 29 de septiembre de 2011

Escondite de osos.




ESTEBAN tiene cuatro y ahora pasea por mi casa -que es pequeña- recorriendo un sin fin de lugares. Por la mañana, en la escuela, en su pueblo, juntó un hueso de dinosaurio que ahora lleva escondido. Al entrar dió “una mala noticia”: la Mafi le puso una "pichicata". De “cosas lindas” -me dijo- íbamos a hablar durante el trayecto de regreso a su casa. La bici la maneja él. Le da risa verme sentada detrás suyo y saluda a sus compañeros como si todo eso fuera cierto.

En casa están sus juguetes. Pero antes de subir me pide ir hasta la pescadería para “ver si vemos un pulpo”. Lo vemos y -una vez más- se fascina. Arriba jugamos con jaulas, tramperas, ratones y dinosaurios. Traza el espacio y se inventa un oficio: es un vendedor (?) de animales que anda por los campos. La gente que se acerca lo hace para sacarle fotos a sus bichos. Él se encarga de cuidarlos. Ése es el intercambio.
Después de un rato, respondiéndose, trae una primera pregunta: “¿No’ciedto tíía que si hay huesos de dinossauddios es podque ellos también se muddiedon?”

Antes de que sus papás regresen me hace saber que no toda la tristeza se ve en la nariz y que a su papá, que es “muuy rrande”, él lo vió llorar. Como todo niño, Esteban es un buen lector. Pregunta por la suerte y planifica una cena a base de espinacas mientras habla de “Poppeii” y de las cosas que faltan y de las que son necesarias para poder crecer.

- Vamos a tener que esperar...

                               me dice
                               mientras lo escucho
                               decir.
                                
         -       y          e  n         e  l           m  e  d  i  o       –

                               las palabras
                               se vuelven abrazos.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Despedida en colores.

     

[Para Guillermo y Franco, compañeros desde la sala de tres]


14 de Julio de 2011.-



LA PRENSA.

Los diarios dicen que en la primera fecha de la Copa América, Brasil, sin poder brillar, apenas consiguió un empate con Venezuela. La alegría –indican- es de los Venezolanos que, 44 años después del debut en la Copa América, consiguen su primer punto ante Brasil tras haber padecido antes cuatro derrotas “por goleada”.


EL PUEBLO.

El martes pasé por la esquina del departamento: nos veo subir con entusiasmo las escaleras. Veo las rejas "a cuadrito", las Topper, el metal de los broches del portafolio, la puerta en verde inglés, las cañas de los muebles y las tazas de Nesquik. Veo la “escúter” de la-mabel, y sus bolsones de ropa, y los torsos desnudos de las mujeres que se dicen que les queda bien.

[Elisa es más grande -pero apenas- y también juega]

Nos veo disponer los almohadones para construir “cuchas” y caminar en cuatro patas hasta no dar más. Alguna vez –recuerdo- me quedé a dormir y entendí que jamás iba a poder tener todos los libros que tienen los hijos de las maestras de primer grado.


NO QUEREMOS DESEAR MÁS BUENOS VIAJES EN JULIO. *

La noche anterior nos cruzamos en la terminal. Yo no cortaba, pero después nos dimos un abrazo y dijimos las cosas que se dicen cuando a uno lo habita la ilusión. Todavía no sabíamos que el 03 de Julio de 2011 sería también una fecha histórica para todos los que no hinchamos ni para uno ni para el otro.

Ese domingo te escribí: “Nos dimos un abrazo a tiempo, querido Guillermo. Te acompaño en el dolor y, si es que puede hacerse cosa semejante, quisiera que estas líneas también te abracen”. 

Para serte sincera, escribí a medias. No supe como decir que para abrazarte como quiero tengo que invitarte un mediodía y cocinar algo.



* Julio del 2010 también se llevó a Silvia y nos dejó la cocina grande y el mate lavado.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Farotaxia: a algunos lugares no se llega por azar.

 
                           ROPA TENDIDA 2. Óleo sobre cartón.
                           Sebastián GARRETÓN.

 

[ 2011 ] Septiembre, día cuatro.



No hace falta demasiada inventiva para ver ahí una gran pecera. A nadie se le ocurrió decirlo, pero basta con entrar para que la idea a uno se le cruce. La llave la tiene la encargada de la limpieza y para cuando ella llega, ellas –que parecían víctimas desventuradas de ese calabozo- ya no están. Eso a mí me parece profético. Corren la suerte que cualquier vecino quisiera tener: adivinan su llegada. El reclamo respecto de los insólitos horarios de la encargada es recurrente. Parece que “no saber cuando vendrá” complica bastante las cosas, sobre todo con el sodero que ancla su camioneta-naranja en la puerta y pasa largas horas de espera.  

Me da asco -no sé bien cómo explicarlo- pero si paso, miro. Esta semana tuve que pasar porque se me cayó una funda al patio de la señora del primero. El día que le dejé la notita debajo de la puerta vi tres, pero el sábado había solo una y tenía en la pata un anillo de metal.

Todas las veces hice eso, pero a la señora no le caen simpáticas ni mis notas –que son simpáticas- ni mis preguntas. La primera vez fue una media, y ella la tiró al patio del edificio. La siguiente no recuerdo bien qué fue, pero era algo que me importaba más. A la tercera no me devolvió “mi guante de limpieza” y desde entonces no consigo perdonarla. La venganza le cae en migas y son las migas de mi mantel. Aunque... hace un tiempo empezó a importarme y me las arreglo para darle rienda en otra parte.

Este sábado cuando bajé me devolvió lo propio y llegó conmigo hasta el ascensor. Me comenta que está preocupada por esa paloma que quedó encerrada el el patio-de-aire. Le parece que no puede volar pero no sabe decirme por qué. Es una paloma mensajera, le digo, y no parece estar lastimada. Ahora su rostro está iluminado: sólo ella vive en la planta baja. “¿Qué dirá?” me pregunta con una pregunta. Sabe que a mí ni se me ocurriría ver qué dice la chapita, pero a ella sí, y me lo dice.

[ La saludo y marco el nueve ]

La próxima vez que  a
                                  l

                                   g  
                                  o
                                    se me caiga, después de dejar una nota en su puerta, le podré contar que la paloma venía de San Pedro*. Quizás con eso llegue alguna reverberancia: un perfume cítrico, alguna historia de amor.


* 632.781 “La viajera Sampedrina” Fuente: Matrículas de palomas mensajeras del año 2010. Federación Colombófila de Argentina.


viernes, 2 de septiembre de 2011

Elige tu propia aventura *

Primero de Septiembre.


Te reís cuando la escuchas decir que no podría ser una “rocker” por eso de acostarse tan tarde todos los días y que “moriría muerta” si eso le sucediera. Antes le dijiste que la termine con esa cara –con ese gesto- que usa para todo y la vuelve “pura pera”. Lo único que te importaba en ese momento era poder fumar un cigarrillo pero para entretenerte la imitás.


Ella juega y se ríe. Habla de las formas mientras imagina esta otra que no es la suya. Vos preferís que no te cuente ese tipo de pensamientos. “Me preocupa” –pensás- y se lo decís.


Ahora se ríen juntas pero antes conversaron cosas serias. Y cada vez que eso sucede las manos y la mirada toman la forma del amor.

* A Pilar, que a veces juega, por su infinita paciencia y por compartir éste y otros tantos momentos.

miércoles, 27 de julio de 2011

Tiempo

Del apremio de la escritura

y de otros aprietes

                    ... suelen surgir cosas extrañas.


                        (Ahora sí le llamaremos pan)

domingo, 29 de mayo de 2011

Roma


11-05-11  
           (once de mayo.)
Querido Hugo,


         Anoche soñé con usted. No sabría decirle si esto tiene alguna relación con la noticia de la inminente destrucción de Roma. Sospecho que sí, pero… no sé. Me confundo. Lo veía venir, así como siempre, con la boca llena de albor y los ojos empachados de viento. Dejaba su bicicleta para recoger un botón y las cartas que se le caían se desagraviaban en un gran charco. “-¡Buen día! -¡Buen día!” lo oí decir mientras miraba los contornos azules y rojos de los sobres. ¿Cuánto pesa el peso de las palabras?, mi querido Hugo. ¿Y sabe usted cuántas flores se han estampillado hasta el día de la fecha? De seguro las conoce a todas. ¿No es cierto? No me deje sin una lista que las enumere. Es un favor, y se lo estoy pidiendo.

         Otra cosa que le pido es que, por hoy y solo por hoy, acordone la ilusión. No se haga a la idea de que ésta será una carta profusa. No lo haga, se lo pido. Estas letras sueltan los restos de un sueño –apenas eso- y toda la humedad de esta noche que es rosa de tanto decir. 
 
        Con pececitos de birome en las manos, y las pantuflas más deslustradas del centro de esta ciudad, lo abrazo fuerte y dejo para Toronja una cucharadita de miel.

lunes, 16 de mayo de 2011

Pteropsidas, clasificaciones e ideas absurdas.



Los helechos que nacen en las 
                                                                                      paredes me recuerdan 
                                                                                      a mi madre
                                                                                                            A las madres
                                                                                                            perdón.

viernes, 13 de mayo de 2011



A los ruidos de “cosa accidentada” le siguió el piano de “La canción de todo va mal”. Afuera demuelen la casa de enfrente, pero todavía no lo sé. Alguna vez, allí, yo jugué un sueño. No recuerdo las facciones del encargado, pero sí el reflejo impávido de los azulejos de la casa de arriba, el balcón, la baranda y el aire enamorado de los que de allí salían creyendo.

[ “Va a llover” ]  Decido no cargar el mueble por la dudas de no sé qué.

Pronto estoy bajando: ¿habrá algún otro palo borracho que haya descendido nueve pisos en ascensor?

[ “De suerte que entramos” ] De suerte me decidí.  La tristeza de dejar ir palos borrachos es una tristeza de lo más extraña. 
 
Mi vecino también se fue y se llevó su bicicleta. El pasillo -de pronto- parece una extensión desolada. En un viernes trece, ni siquiera las agencias de lotería tienen suerte.

[ “¿Lloverá? ” ] Ojalá hoy salga mi número. 

 




sábado, 23 de abril de 2011

Al lado de la casa de la-mari vive mi-abuela-orfa





 
 




  








  





 









... hace mucho que no la visito.

lunes, 21 de marzo de 2011

Despedidas



El verano se llevó a la-mari. 


Se quedaron los Siam Di Tella a bienvenir el otoño.


¡Buen viaje!, Mari -diría mi amigo Guillermo Carlos.



Esta es una cuestión personal.

 (( M u s i q u  i t a ))



“Para comunicarte con un representante, presioná cinco”.




Un reclamo se hace pero no se registra.

                           La angustia.

Un reclamo, 
y siempre
[no saberlo]

A las compañías de teléfono,
a veces,
hay que darle las gracias.

Aunque ni a Freud eso le interese.




miércoles, 23 de febrero de 2011

PRESENTACIÓN

Haber nacido en un pueblo y volver de vez en vez… De las “escapadas” del dos-mil-once resultó esta serie que, alguna vez, me gustaría titular: 


Son tres. Uno para cada día hábil que le resta a la semana.


I. CREPUSCULAR Y NOCTURNA.



Cuando salió -me cuenta- una lechuza le quedó enredada en el ala del fumigador. La paseó como veinte kilómetros antes de verle el centro amarillo de los ojos. Tenía un ala partida. En su destino decidió matarla para que no sufriera tanto: ¡“pobre-bicho”! Uno menos que caza volando sobre el descampado.









II. ELLA TAMBIÉN.

Esa semana supe que “la-mari” se está muriendo. Ella recuerda que Miguel le daba ánimos. Me cuenta que los días previos a la internación, mientras ella hacía alguna que otra “pavadita”, la encontraba a la-mari (“pobrecita”) sentada en la cochera y le decía que se quedaba “ahí” porque estaba todo “limpito” y corría lindo “airecito”.
Ahí donde su marido guardaba el-erre-doce, ella atesora una veintena de plantas que da gusto mirar. Siempre le gustaron las plantas, pero ahora está cansada. Esa es la muletilla que repite para evitar que se nos ocurra regalarle alguna más.
La última vez que la vi, Mari le fue a pedir un “pisa-papas” que se llevó sabiendo que no le serviría. La condición era que lo traiga antes de las 12 porque ella lo iba a necesitar. Las tres sabíamos que eso era una mentira, pero Mari cumplió. Cuando lo trajo no quiso tomar el te, pero se sentó para contarnos que la soja se le pasaba por los surcos de alambre y que entonces apenas si le sirvió. “¡Acá está fresquito!”, le dice. Y hablamos del pisa-papas que es raro y también de su hijo que está enfermo pero es-bueno. A mí me dirigió algunas preguntas y se alegró de saber que trabajaba y de verme tan-bien.
Mi abuela lleva viviendo setenta y seis años en el siglo pasado y los que corresponden al presente. Suena el teléfono. Dice que le habla Miguel, y me hace ver, pero sabe que no. Antes el teléfono no se leía. Las letras, ahora, le recrean un instante fugaz de falsa ilusión. Ella ya sabe: es su primer nieto que le avisa que ya llegó de las vacaciones. Pobrecito-Miguel, piensa en voz alta, antes de atender.





III. DEMASIADO GATO ENCERRADO.

Ella dice que escucha a un gato que grita: “seguramente quedó alguno dentro de la casa”. Otros, afuera, se acercan por cortesía. Contamos tres, aunque en la quinta se escucha un rumor de recién-venidos.
El clima es de paz. La perra se ha ido y el número de gatos avanza en escala regresiva. Hay rastros de perros corpulentos y la comida ahora es una exageración. El día anterior, por la ruta, los vi. Eran tres, entre ellos, la-negrita: “Vino de la ruta y a la ruta volvió. Como se fue, si quiere, puede volver... ¡sabe, sí!” Mi abuelo, igual, pretende buscarla y me mira de reojo para saber si cuenta con mi tiempo. Mi abuela no quiere más perros en su-casa. Me hace reir, piensa que pese a estar quirúrgicamente impedida, la perra a lo mejor se calienta y tiene la ilusión de “cogger”. Piensa. Piensa y lo dice.

Me acerco a la puerta. Adentro berrea un león. Lo descubro detrás de unos viejos cajones, es una manchita anaranjada que apenas dobla la altura del zócalo. Esquía en dirección contraria a la luz. No se equivoca. Para mi sorpresa, ha decidido no salir.

Otro día ella me llama para contarme que “al-lito” le mataron los dos perros y las gallinas. Y que seguro fueron esos perros, que él no tiene consuelo y que al día siguiente, cuando llegó al campo, lo recibieron ocho y como en la escopeta tenía solo un tiro, sólo uno pudo matar. Pero esta noche “el-lito” se va a tomar revancha. Escondió un anzuelo de unos diez-centímetros en una de las patas de los pollos que le mataron. Tiene la ilusión de todo pescador -que no es: agarrar la presa más grande para poder contarlo.



sábado, 1 de enero de 2011

Primeros asedios de este año impar.




Me preguntaba que sucedería si nos anotaramos nuevamente en la colonia de vacaciones. Desde las nueve, todas la mañanas, durante un mes.