jueves, 29 de septiembre de 2011

Escondite de osos.




ESTEBAN tiene cuatro y ahora pasea por mi casa -que es pequeña- recorriendo un sin fin de lugares. Por la mañana, en la escuela, en su pueblo, juntó un hueso de dinosaurio que ahora lleva escondido. Al entrar dió “una mala noticia”: la Mafi le puso una "pichicata". De “cosas lindas” -me dijo- íbamos a hablar durante el trayecto de regreso a su casa. La bici la maneja él. Le da risa verme sentada detrás suyo y saluda a sus compañeros como si todo eso fuera cierto.

En casa están sus juguetes. Pero antes de subir me pide ir hasta la pescadería para “ver si vemos un pulpo”. Lo vemos y -una vez más- se fascina. Arriba jugamos con jaulas, tramperas, ratones y dinosaurios. Traza el espacio y se inventa un oficio: es un vendedor (?) de animales que anda por los campos. La gente que se acerca lo hace para sacarle fotos a sus bichos. Él se encarga de cuidarlos. Ése es el intercambio.
Después de un rato, respondiéndose, trae una primera pregunta: “¿No’ciedto tíía que si hay huesos de dinossauddios es podque ellos también se muddiedon?”

Antes de que sus papás regresen me hace saber que no toda la tristeza se ve en la nariz y que a su papá, que es “muuy rrande”, él lo vió llorar. Como todo niño, Esteban es un buen lector. Pregunta por la suerte y planifica una cena a base de espinacas mientras habla de “Poppeii” y de las cosas que faltan y de las que son necesarias para poder crecer.

- Vamos a tener que esperar...

                               me dice
                               mientras lo escucho
                               decir.
                                
         -       y          e  n         e  l           m  e  d  i  o       –

                               las palabras
                               se vuelven abrazos.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Despedida en colores.

     

[Para Guillermo y Franco, compañeros desde la sala de tres]


14 de Julio de 2011.-



LA PRENSA.

Los diarios dicen que en la primera fecha de la Copa América, Brasil, sin poder brillar, apenas consiguió un empate con Venezuela. La alegría –indican- es de los Venezolanos que, 44 años después del debut en la Copa América, consiguen su primer punto ante Brasil tras haber padecido antes cuatro derrotas “por goleada”.


EL PUEBLO.

El martes pasé por la esquina del departamento: nos veo subir con entusiasmo las escaleras. Veo las rejas "a cuadrito", las Topper, el metal de los broches del portafolio, la puerta en verde inglés, las cañas de los muebles y las tazas de Nesquik. Veo la “escúter” de la-mabel, y sus bolsones de ropa, y los torsos desnudos de las mujeres que se dicen que les queda bien.

[Elisa es más grande -pero apenas- y también juega]

Nos veo disponer los almohadones para construir “cuchas” y caminar en cuatro patas hasta no dar más. Alguna vez –recuerdo- me quedé a dormir y entendí que jamás iba a poder tener todos los libros que tienen los hijos de las maestras de primer grado.


NO QUEREMOS DESEAR MÁS BUENOS VIAJES EN JULIO. *

La noche anterior nos cruzamos en la terminal. Yo no cortaba, pero después nos dimos un abrazo y dijimos las cosas que se dicen cuando a uno lo habita la ilusión. Todavía no sabíamos que el 03 de Julio de 2011 sería también una fecha histórica para todos los que no hinchamos ni para uno ni para el otro.

Ese domingo te escribí: “Nos dimos un abrazo a tiempo, querido Guillermo. Te acompaño en el dolor y, si es que puede hacerse cosa semejante, quisiera que estas líneas también te abracen”. 

Para serte sincera, escribí a medias. No supe como decir que para abrazarte como quiero tengo que invitarte un mediodía y cocinar algo.



* Julio del 2010 también se llevó a Silvia y nos dejó la cocina grande y el mate lavado.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Farotaxia: a algunos lugares no se llega por azar.

 
                           ROPA TENDIDA 2. Óleo sobre cartón.
                           Sebastián GARRETÓN.

 

[ 2011 ] Septiembre, día cuatro.



No hace falta demasiada inventiva para ver ahí una gran pecera. A nadie se le ocurrió decirlo, pero basta con entrar para que la idea a uno se le cruce. La llave la tiene la encargada de la limpieza y para cuando ella llega, ellas –que parecían víctimas desventuradas de ese calabozo- ya no están. Eso a mí me parece profético. Corren la suerte que cualquier vecino quisiera tener: adivinan su llegada. El reclamo respecto de los insólitos horarios de la encargada es recurrente. Parece que “no saber cuando vendrá” complica bastante las cosas, sobre todo con el sodero que ancla su camioneta-naranja en la puerta y pasa largas horas de espera.  

Me da asco -no sé bien cómo explicarlo- pero si paso, miro. Esta semana tuve que pasar porque se me cayó una funda al patio de la señora del primero. El día que le dejé la notita debajo de la puerta vi tres, pero el sábado había solo una y tenía en la pata un anillo de metal.

Todas las veces hice eso, pero a la señora no le caen simpáticas ni mis notas –que son simpáticas- ni mis preguntas. La primera vez fue una media, y ella la tiró al patio del edificio. La siguiente no recuerdo bien qué fue, pero era algo que me importaba más. A la tercera no me devolvió “mi guante de limpieza” y desde entonces no consigo perdonarla. La venganza le cae en migas y son las migas de mi mantel. Aunque... hace un tiempo empezó a importarme y me las arreglo para darle rienda en otra parte.

Este sábado cuando bajé me devolvió lo propio y llegó conmigo hasta el ascensor. Me comenta que está preocupada por esa paloma que quedó encerrada el el patio-de-aire. Le parece que no puede volar pero no sabe decirme por qué. Es una paloma mensajera, le digo, y no parece estar lastimada. Ahora su rostro está iluminado: sólo ella vive en la planta baja. “¿Qué dirá?” me pregunta con una pregunta. Sabe que a mí ni se me ocurriría ver qué dice la chapita, pero a ella sí, y me lo dice.

[ La saludo y marco el nueve ]

La próxima vez que  a
                                  l

                                   g  
                                  o
                                    se me caiga, después de dejar una nota en su puerta, le podré contar que la paloma venía de San Pedro*. Quizás con eso llegue alguna reverberancia: un perfume cítrico, alguna historia de amor.


* 632.781 “La viajera Sampedrina” Fuente: Matrículas de palomas mensajeras del año 2010. Federación Colombófila de Argentina.


viernes, 2 de septiembre de 2011

Elige tu propia aventura *

Primero de Septiembre.


Te reís cuando la escuchas decir que no podría ser una “rocker” por eso de acostarse tan tarde todos los días y que “moriría muerta” si eso le sucediera. Antes le dijiste que la termine con esa cara –con ese gesto- que usa para todo y la vuelve “pura pera”. Lo único que te importaba en ese momento era poder fumar un cigarrillo pero para entretenerte la imitás.


Ella juega y se ríe. Habla de las formas mientras imagina esta otra que no es la suya. Vos preferís que no te cuente ese tipo de pensamientos. “Me preocupa” –pensás- y se lo decís.


Ahora se ríen juntas pero antes conversaron cosas serias. Y cada vez que eso sucede las manos y la mirada toman la forma del amor.

* A Pilar, que a veces juega, por su infinita paciencia y por compartir éste y otros tantos momentos.