viernes, 4 de julio de 2014

Plaza Roja





Ahora va a decirme “que-ya-está” 
“que-todo-vuelve”. 
“Que todo-vuelve”   
vuelve a decirme 
y no mira.

Grises las manos, el pelo
y la mirada.
Alguna vez los ojos parecieron miel. 

Afuera, 
doce sifones azules y naranjas;
los tomates “que-vinieron-lindos-este-año” 
y un puñado de sal para combatir babosas.
El pasto que ayer cortó,
y al costado, y vertical,
la pileta que antes fue profunda.

Cuando empiece la primavera 
otra vez la foto que no va a tomar.
Y me muestra: 
“pero-vos-decime-si-no-es-para-fotografiar-pero”

 Por la noche,
apagar la luz de afuera. 

Afuera,
el ruido de las botellas que se amontonan adentro.
El vecino que hace sonar su portón, 
“no-sabe-si-mañana-pasará-el-camión-de-residuos” 
- hasta-mañana 
y el beso que le doy a veces me sale gris.


sábado, 14 de junio de 2014

Treinta y seis peldaños.




Antes quiso, pero se desparramó en el suelo
poquito antes de la cita con el neurólogo.
- ¿el neurólogo? –pregunta-
mientras repite ruidosa la caída.
Por eso hoy vino de pantalón:
Toda estropea, una pierna de cada color –dice-
mientras se arremanga.

De adentro llega lo que a ella le gusta,
le parece que baila, pero está quieta.
Lo suyo ya pasó –repite-

La ventana y el corazón están abiertos
mientras espera –contenta-
que la pasen a buscar.

Sabe que allá él la espera.
El sentirse acompañada
es la certeza señera del día. 
Le parece que baila, pero está quieta,
y con la mano extendida
traquetea el aire de otra canción.