sábado, 14 de junio de 2014

Treinta y seis peldaños.




Antes quiso, pero se desparramó en el suelo
poquito antes de la cita con el neurólogo.
- ¿el neurólogo? –pregunta-
mientras repite ruidosa la caída.
Por eso hoy vino de pantalón:
Toda estropea, una pierna de cada color –dice-
mientras se arremanga.

De adentro llega lo que a ella le gusta,
le parece que baila, pero está quieta.
Lo suyo ya pasó –repite-

La ventana y el corazón están abiertos
mientras espera –contenta-
que la pasen a buscar.

Sabe que allá él la espera.
El sentirse acompañada
es la certeza señera del día. 
Le parece que baila, pero está quieta,
y con la mano extendida
traquetea el aire de otra canción.