Ahora
va a decirme “que-ya-está”
“que-todo-vuelve”.
“Que todo-vuelve”
vuelve a decirme
y no mira.
Grises las manos, el pelo
“que-todo-vuelve”.
“Que todo-vuelve”
vuelve a decirme
y no mira.
Grises las manos, el pelo
y
la mirada.
Alguna vez los ojos parecieron miel.
Afuera,
Alguna vez los ojos parecieron miel.
Afuera,
doce
sifones azules y naranjas;
los tomates “que-vinieron-lindos-este-año”
y un puñado de sal para combatir babosas.
El pasto que ayer cortó,
y al costado, y vertical,
la pileta que antes fue profunda.
Cuando empiece la primavera
los tomates “que-vinieron-lindos-este-año”
y un puñado de sal para combatir babosas.
El pasto que ayer cortó,
y al costado, y vertical,
la pileta que antes fue profunda.
Cuando empiece la primavera
otra
vez la foto que no va a tomar.
Y me muestra:
“pero-vos-decime-si-no-es-para-fotografiar-pero”
Por la noche,
Y me muestra:
“pero-vos-decime-si-no-es-para-fotografiar-pero”
Por la noche,
apagar
la luz de afuera.
Afuera,
Afuera,
el
ruido de las botellas que se amontonan adentro.
El vecino que hace sonar su portón,
“no-sabe-si-mañana-pasará-el-camión-de-residuos”
- hasta-mañana
y el beso que le doy a veces me sale gris.
El vecino que hace sonar su portón,
“no-sabe-si-mañana-pasará-el-camión-de-residuos”
- hasta-mañana
y el beso que le doy a veces me sale gris.
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